La Ermita de San Sebastián, situada junto al Cementerio Viejo, perteneció, ya en el siglo XIV, al anejo de Quadrilleros de Corporario, que a finales del siglo XV desapareció, convirtiéndose en despoblado.
Esta ermita se salvó de la destrucción en el siglo XVIII gracias su conversión en panera o pósito municipal de cereales, y poco después en ermita del cementerio hasta la segunda mitad del siglo XX. En 2001 se restaura y acaba funcionando como Centro de Recepción de Visitantes y Oficina de Turismo.
La vida alrededor de la ermita fue intensa, celebrándose en sus cercanías desde el s.XIX, una de las más importantísimas ferias de ganado de la región, mientras que en el atrio se representaban habitualmente comedias religiosas, y si las autoridades eclesiásticas lo permitían, también paganas.
La importancia de las representaciones teatrales en la villa quedó labrada en uno de los arcos de medio punto de la fachada de la ermita: “Jesús T se hizo a Devozion de los Comediantes 1760”.
En los meses de verano aún se representan obras teatrales en su atrio.
Conserva dos mausoleos del antiguo cementerio.