Durante la dominación musulmana fue construida esta pequeña fortaleza, emplazada estratégicamente en el cerro que domina la población, en torno al siglo XIII. Posteriormente fue reconstruida por los cristianos para la defensa de la ciudad de Sevilla de las sucesivas contiendas con Portugal. A la fortaleza se accede por un camino que parte del Hostal La Muralla, y las vistas sobre el conjunto urbano compensan con creces el esfuerzo del ascenso.