El primitivo y original núcleo urbano deriva de un complejo trazado urbanístico, característico de las antiguas ciudades andalusíes. Este fue apiñándose, a lo largo de la Edad Media, alrededor del castillo y la iglesia a partir de estrechos y atrevidos callejones caracterizados por su acentuado desnivel y trazado irregular, con el carácter propio de un laberinto. Posteriormente, y adaptándose a las curvas de nivel, la población fue descendiendo y ampliándose hasta las zonas circundantes un poco más llanas, con calles amplias y bastante rectilíneas en contraste con la tipología inicial. Una curiosa y compleja combinación de trazas urbanísticas, en definitiva, que le confieren a la población un carácter propio y singular.
Actualmente restaurado de forma íntegra, con calles de loza y bellas casas con piedra vista, destaca por su elevada multiculturalidad, ya que en él conviven principalmente gente de centro Europa y Norte América.