Este museo es un homenaje a la arquitectura tradicional de la Baja Alpujarra. En su interior, paneles didácticos ilustran la rica biodiversidad de los ecosistemas fluviales del río Adra, revelando la flora y fauna autóctona. Además, alberga una valiosa colección etnográfica que refleja cómo las comunidades locales han sabido aprovechar los dones de la naturaleza, una sabiduría ancestral que se expresa en su folklore, festividades, gastronomía, construcciones y actividades industriales.