Mirador desde el cual es posible avistar el vuelo de aves rapaces típicas de estas zonas arribeñas como el Buitre Leonado, el Alimoche, el Águila Real, entre otras, que suelen anidar en las paredes verticales que descienden vertiginosamente hacia el Duero.
Este lugar cercano a la Majada de los Arandeles y a las Majadas de Arriba y Abajo, debido a su altura y visibilidad, permitía a los cabreros vigilar subidos a los picones (farallones de granito) a la cabriada que pastaba en las zonas de pendiente hacia el Duero.
Con anterioridad a la creación de la Presa de Aldeadávila, en ciertas épocas del año el débil caudal permitía el fácil paso de contrabando entre orillas, auxiliado en ocasiones por sistemas de cuerdas y poleas y vigilados de cerca por los guardinhas portugueses y los carabineros españoles.