La Vall de Boí es un municipio formado por ocho pequeños núcleos de población de entre 9 y 200 habitantes. Sus paisajes de alta montaña y el clima extremo contribuyeron al aislamiento del valle durante muchos siglos. Este hecho, junto con el caracter de sus gentes, las costumbres y las tradiciones, y su actividad económica, basada durante siglos en una ramadería de subsistencia, han conseguido preservar casi intacto el territorio y sus riquezas naturales y culturales. Los principales atractivos del valle son El Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, el balneario de Caldes de Boí, las pistas de esquí de Boí Taüll, y el conjunto de iglesias románicas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.