Navalandrino es una palabra rara y aún así cuando uno la escucha, hay algo en lo profundo que se activa. Algo se conecta por ahí, en los luminosos recovecos de nuestra psique más olvidada, y sin saber que es ni de donde viene, uno empieza a hinchar el pecho cuando escucha esta palabra de origen incierto.
Algo sí está claro en esta especie de actividad inconsciente; tiene que ver con gente, y más concretamente con amigos y con familia – eso no es cualquier gente- . Quizás todo se reduzca a eso; «Navalandrino es un lugar para juntarse, para charlar, para comer y descansar, para abrir los brazos y apretarlos sobre algún amigo, para reír de verdad o llorar y curar, y sobre todo es un buen lugar para amar.»
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