El núcleo de Vilallonga de Ter, que bordea el río Ter y crece en torno a la iglesia parroquial de Sant Martí, dedicada a san Martín de Tours, mencionada por primera vez en el año 1183.
El asentamiento de Vilallonga de Ter está documentado desde el año 1011. El término incluía propiedades de los monasterios de Ripoll y de Camprodon, mientras que la jurisdicción correspondía al castillo de El Catllar. El pueblo se alarga bordeando la carretera, haciendo honor a su nombre, que proviene del latín villa longa o vila llarga.