Es un pueblo pintoresco que cautiva a los visitantes con la magia de sus estrechas callejuelas y acogedoras plazas, con el encanto de sus diversas y numerosas pedanías, como Vallvigil, Comalets, El Cros, Llebro y El Catllar, y los pueblecitos de La Roca - flanqueada por el singular peñasco desde donde se derrama sobre el río Ter, con unas vistas magníficas y declarada Bien Cultural de Interés Nacional -, de Abella - constituida por pequeños poblados y casas dispersas - y de Tregurà que, a 1425 metros de altitud, contempla el valle del Ter como una gran atalaya.