Pueblo Bel

Calle Sol, 2, 12512 Bel, Castellón, España

977571202

Situado en el extremo noroeste del término, este pueblo de origen islámico fue conquistado por Jaime I y estuvo bajo el dominio del monasterio de Benifassà. Los habitantes del pueblo pagaban al abad los dos tercios del diezmo de todas las cosechas y rebaños. En 1705 Felipe V fortificó el pueblo. En el año 1971 fue anexionado al término de Rossell. Tiene el ejemplo de iglesia románica más interesante de la comarca. Dedicada a Santiago, destaca por una portada muy bonita. Su topónimo está relacionado con la familia iberobasca y significa "negro". Esta interpretación parece coincidir con el aspecto oscuro, negruzco, de la topografía de estos parajes. El gentilicio es belenc / belenca. Actualmente viven cuatro familias de manera permanente, y no falta gente en fines de semana y veranos. Bel , visto desde lejos, parece un pequeño trenecito de vapor, con la iglesia haciendo de chimenea improvisado. Tres caminos llegan a la plazoleta de misa: el de Rossell, el de Vallibona y el que va a la Pobla de Benifassà y al resto de pueblos de la Tinença. Desde aquí se alinean paralelos las dos calles que forman Bel: la calle Mayor, con casetas a ambos lados, y la calle del Sol, con más patios que casas, la mayoría enculados en la calle Mayor. Bel mantiene misma fisonomía que debía adquirir muy pronto, en plena época medieval. Las casas son pequeñito. En la planta baja se ponían animales y herramientas: el primer piso vivían las personas y, finalmente, arriba del todo, estaban los perchas. En la parte de atrás de las casas estaban los corrales para los rebaños, la mayor parte comunicados de arriba abajo con las casas. La salida del ganado se hacía por la calle del Sol. La mayoría conservan las puertas típicas de dos hojas. Las ventanas rectangulares y pequeñito, cerradas con hoja de madera y sin cristal las más antiguas, muestran cuán doble el muro. Aparte de las paredes dobles, los agujeros son mínimos, lo que las cobija los fríos invernales. Los antiguos balcones de barandilla de madera han sido sustituidos por los más modernos de forja. Encima de la fachada sobresale un poco de tejado, es el Rafael. Las casas, tradicionalmente, s'enblanquinaven y en las esquinas de puertas y ventanas se ponía azulete.