En la antigüedad las casas señoriales se ubicaban en las plazas mayores con el fin de garantizar la situación de privilegio que gozaban dichas familias, y por ende sus edificios. Esta plaza, de trazado triangular, es uno de los pocos testimonios de épocas medievales, con dichas características, que se conservan en la Comunidad Valenciana. Franqueada por lo que serían los grandes poderes de la época; el ayuntamiento (poder civil) y la iglesia (poder religioso) en el flanco que queda hoy constituido era la antigua casa de la abadía, también en manos de la iglesia en esos tiempos.
La plaza también servía como punto en el que confluyen los distintos caminos que llegaban al pueblo.
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