Descripción
Prehistoria y Edad Antigua: Son abundantes los vestigios arqueológicos hallados en las cercanías del tómbolo, en los yacimientos de Poaig y Els Barrancs, que confirman el poblamiento de la zona por algún pueblo ibérico (ilercavones), así como la relación entre éstos y los mercaderes fenicios que llegaron por mar (s. VII–VI adC.). En Peñíscola se asentaron, probablemente, los fenicios procedentes de Tiro y poco después los griegos de Zacinto. Más tarde llegarían por mar cartagineses, romanos, bizantinos y árabes. Los testimonios escritos más antiguos y verosímiles acerca del conocimiento de Peñíscola en el orbe antiguo, cabe buscarlos, sin embargo, en las citas de Hecateo (s. VI a. C.) Estrabón (s. I a. C.) y Rufo Festo Avieno (s. IV) que en sus descripciones de la costa mencionan la ciudad de Quersónesos (Χερσόνησος), nombre que darían los griegos a la ciudad y cuya traducción significa península. Peñíscola, colonia griega y romana, será importante puerto a través del que entrarán productos manufacturados (cerámica, telas, armas, etc.) que los colonizadores intercambiarán por el preciado vino y aceite de oliva de los íberos que poblaban las sierras del litoral. Serán los romanos, quienes al traducir el nombre griego de la ciudad al latín (al decir de prestigiosos filólogos, en la forma vulgar paene + insula, «casi + isla») darán origen al topónimo actual de Peníscola (forma autóctona del catalán valenciano); se supone que la forma Peñíscola se originó en una alteración debida al cruce con la palabra «peña». Edad Media: Desde el año 718 en que Tarik concluye la conquista hasta 1233, la ciudad de Peñíscola vive bajo dominio musulmán. Se conocen escasos detalles de esta época. Los geógrafos árabes aluden a Peñíscola (a la que llamarán Banáskula o Baniskula por adaptación del topónimo a su alfabeto) como castillo inexpugnable junto al mar, que está poblado, tiene alquerías, cultivos, abundancia de aguas e importantes salinas. Desde la fortaleza, que será frontera con la cristiandad, los moros piratean el litoral y realizan incursiones en la Cataluña. Peñíscola será cuna de personajes ilustres como el Rey Lobo 'Mohamed ben San, Aben Mardanis' (1124) que logrará mantener un reino musulmán en el sudeste de la península ibérica frente a los invasores bereberes, y el literato Alí Albatá, que intervendrá en las negociaciones con el rey Jaime I. Aunque ya lo había intentado en 1225 sitiándola durante dos meses, no será hasta 1233 cuando Jaime I tomará posesión de la ciudad de Peñíscola, recuperando también el dominio sobre el mar. Será una conquista pacífica. Tras la caída de Burriana que deja aislados los castillos musulmanes del norte, la ciudad se entregará sin lucha y bajo ciertos pactos que respetaban las leyes y costumbres sarracenas. El 28 de enero de 1251, sin embargo, Jaime I de Aragón otorgará carta de población a la ciudad a fuero de Valencia, en virtud de la cual desposeerá los moros de todos sus bienes propiedades que entregará a los nuevos pobladores cristianos. Esta medida propiciará la consolidación demográfica y económica de la ciudad, iniciándose una etapa de prosperidad. Entre los años 1294 y 1307 fue construido el actual castillo Templario sobre los restos de la alcazaba árabe. Los promotores fueron frey Berenguer de Cardona, que era el Maestre de la Orden del Temple en Aragón y Cataluña y frey Arnaldo de Banyuls, que era el Comendador de Peñíscola. Los escudos de ambos se conservan esculpidos en piedra formando fajas heráldicas situadas por encima de la puerta de acceso al castillo y también sobre la puerta de la basílica. El Cisma de Occidente: A caballo entre los siglos XIV y XV, el Cisma de Occidente marcaría la historia de la Iglesia con la presencia simultánea de dos Papas. Uno de ellos fue Pedro Martínez de Luna, más conocido como el Papa Luna. Sustituyó a Clemente VII como Papa de Aviñón con el nombre de Benedicto XIII, al tiempo que otro Papa se instalaba en Roma con la obediencia de ingleses, alemanes e italianos. Desautorizado, el Papa Luna se autoexilió a Peñíscola donde entraba el 21 de julio de 1411 asentando allí la sede pontificia y convirtiendo su castillo en palacio y biblioteca pontificia tanto para él como para su sucesor, Clemente VIII, el también aragonés Gil Sánchez Muñoz, segundo Papa de Peñíscola, el cual, tras la muerte de Benedicto XIII el 23 de mayo de 1423, fue elegido en Peñíscola por los partidarios del Papa Luna, gobernó entre 1424 y 1429. Su renuncia al cargo acabó con el Cisma de Occidente. Tras el periodo pontificio Peñíscola regresa a la jurisdicción real, siendo una de las villas de realengo del Reino de Valencia, al igual que Morella, Burriana, Játiva, Alcira, etc. Edad Moderna: Durante la época moderna se construyen las murallas renacentistas, finalizándose en 1578, a cargo del arquitecto militar de Felipe II, Giovanni Battista Antonelli, siendo uno de los ejemplos más relevantes de fortificación del Mediterráneo. Guardan un gran parecido con las murallas de Ibiza. La razón de estas construcciones fue la gran presión de la piratería y la amenaza turca en el siglo XVI. Durante las Germanías, el castillo de Peñíscola fue refugio del virrey de Valencia. Tras un periodo de crisis local a finales del siglo XVII, después del cambio dinástico a los Borbones, la población protagonizó uno de los capítulos más relevantes de su historia. Se declaró partidaria del bando borbónico, junto a su gobernador militar, Sancho de Echevarría. El Reino de Valencia, en su mayoría era partidario del aspirante al trono austríaco, al igual que el resto de reinos de la Corona de Aragón, por lo cual Peñíscola fue sitiada durante dos años, principalmente por destacamentos ingleses y holandeses. Uno de los capítulos más relevantes de este sitio fue la llamada «Batalla de las Trincheras». Finalmente, tras resultar vencedor de la Guerra de Sucesión Española, Felipe V declara a Peñíscola como ciudad, con los títulos de «Muy Noble, Leal y Fidelísima Ciudad». Así mismo fue beneficiada fiscalmente y su consejo ennoblecido. Recuerdo de aquel episodio es la iglesia-ermitorio de la Virgen de la Ermitana, construida por el gobernador militar de la Ciudad, Sancho de Echevarría. Edad Contemporánea: Durante la ocupación francesa Peñíscola fue objeto de operaciones militares por su valor estratégico y militar, conquistada por el general napoleónico Suchet, la población fue expulsada de la ciudadela, refugiándose en la Sierra de Irta. Posteriormente fue reconquistada por el general Elío. Durante el siglo XIX y principios del siglo XX, las principales actividades económicas de la ciudad fueron la agricultura y la pesca. Destacó el cultivo del vino, muy apreciado y exportado a través del cercano puerto de Benicarló. Tras la epidémia de la filoxera, los cultivos de secano locales se centraron en el algarrobo, el olivo y el almendro. En 1922 se finalizó la construcción del puerto pesquero, infraestructura muy reclamada por el sector debido a la cantidad de muertes que regularmente sucedían entre los pescadores a causa de los temporales. Tras la Guerra Civil, que en Peñíscola causó numerosos estragos, una nueva actividad económica que había empezado tímidamente a principios de siglo, se fue popularizando, el turismo. El punto de inflexión resultó el rodaje de dos películas, Calabuch (1956, Luis García Berlanga) y la superproducción El Cid (1962, Anthony Mann), que dieron a conocer la ciudad. En la actualidad el sector turístico representa el principal motor económico de la ciudad, y supone una transformación permanente de la misma. Pero esta actividad económica también presenta algunos conflictos con el medio ambiente y el patrimonio cultural, que son retos a superar de cara al nuevo milenio.