Cuenta la leyenda que el rey Abu-Ceit en el siglo XIII construyó unos baños árabes para mantener jóvenes y bellas a sus favoritas, ya que las aguas gozan de propiedades minero-medicinales pues tienen sulfatos de magnesio y bicarbonato. Se encuentran especialmente indicadas para problemas de la piel, aparato digestivo y problemas de los riñones.Aunque poco queda ya de los baños originales. Se declaró su utilidad pública en 1863 y desde entonces no se ha dejado de usar.