Descripción
Lugar de paso en la época romana, Moncófar sólo era entonces territorio de marjales y alguna villa con función de hostal para los viajeros que usaban la Vía Augusta. La primera cita documental que hace referencia a Moncófar consta en la Crónica V de Jaime I, que relata la rendición de los castillos de Uxó, Castro y Nules. En ella se cuenta que el pacto se concertó cerca de la Rápita, la cual en tiempos de los sarracenos tenía por nombre Mácofa. El año 1251 Jaime I enfeuda el castillo de Nules y sus tierras a Guillem de Moncada, su lugarteniente, el cual en el castillo de Onda, el día sexto de las kalendas de enero de 1254 , otorga carta de Poblamiento del "lloch" de Moncófar a Bernat Mestre y 37 pobladores más, conforme "als costums" de Barcelona. A los repobladores no se les otorgaba la propiedad íntegra de las tierras abandonadas por los musulmanes como fue el caso de Moncófar. Las tierras se otorgaban a cambio de unos pagos en dinero o de una parte de la cosecha. Sería pues, una propiedad compartida entre el señor y los repobladores. Este tipo de relación socioeconómica perduraría hasta el siglo XIX en que se dicta la disolución de los señoríos. Durante el siglo XIV Moncófar y las villas de su entorno se verán involucradas en la Guerra de la Unión entre la nobleza y la monarquía de la Corona de Aragón. Fueron, además, los años del azote de la peste negra que diezmó la población, uniendo sus estragos a los producidos por la guerra. Durante el reinado de Pedro IV se levantó la muralla- "mura" entre 1330 y 1340, para defender a las villas de poco vecindario como Moncófar del bandolerismo y de los ataques de los piratas, que en sus incursiones desde el mar saqueaban a las poblaciones costeras. Los hechos más relevantes del siglo XV fueron la prohibición del cultivo de arroz, por las fiebres que provocaba el agua estancada, los azotes de la piratería, etc. Pero, sin duda, el acontecimiento que más impactó en el sentimiento de los vecinos de Moncófar fue la llegada a la playa (antiguo puerto de mar) de la imagen de Santa María Magdalena siendo sus portadores Bernardo de Centelles y su hijo Francisco Gilabert de Centelles. Esta nave capitaneada por Bernardo de Centelles, procedía de la ciudad de Marsella. Por las circunstancias que enmarcaron el hecho del desembarco que ocurrió en el otoño de 1423 bajo el reinado de Alfonso V el Magnánimo, ha sido considerado por nuestros antepasados como extraordinario, y en cierto modo milagroso. Probablemente, para conmemorar este evento se levantó una primitiva ermita bajo la advocación de nuestra patrona sobre las ruinas de la antigua rápita árabe. Hoy en día, sigue celebrándose, cada 23 de julio, el desembarco de la Santa, llevaba luego en procesión a la ermita, acto que llega a juntar a miles de personas junto al mar. Desde el S XIV, documentalmente, se considera a la playa de Moncófar como el embarcadero del señorío de Nules, destacando la pesca como actividad importante. Esto contribuyó a que entrado el siglo XVI, el monarca Carlos I autorizara a los naturales del señorío, así como a forasteros a poder embarcar y desembarcar todo tipo de mercancías en nuestra playa. La actividad pesquera continuaría hasta la primera mitad del siglo XX. En el mismo reinado, se produjo la luctuosa contienda de las "Germanías". Moncófar, las villas del señorío y Burriana tomaron partido por el rey, siendo derrotado los "agermanados" en las cercanías de Sagunto. En el año 1609 en el barrio marítimo del Grao se produjo la expulsión de los moriscos desde su puerto y Torre Vigía, hoy en ruinas. El monarca Felipe III decreta la expulsión de los moriscos del Reino de Valencia, como colofón de medidas decretadas en el siglo anterior y del malestar creado entre la población por las revueltas de los mismos en las zonas montañosas del interior. La Torre de Moncófar se convierte una vez más en protagonista al embarcar en su playa unos cinco mil seiscientos moriscos, bajo el mando del capitán Gaspar Vidal. Eran moriscos procedentes de la vega del Palancia, de la sierra de Espadán y de la zona del Mijares, es decir, del ducado de Segorbe. Otras fuentes documentales elevan la cifra de embarcados en nuestra playa aproximadamente diez mil. La segunda mitad del siglo vivió expectante con la construcción de la nueva iglesia, de mayores dimensiones que la antigua, pero el contrato de derribo de la primera y la edificación de la nueva, no se formalizaría hasta el treinta de junio de 1691. La nueva iglesia respondía a los gustos de la época, con fachada de transición entre el barroco y el neoclásico valenciano, interiores barrocos, preservando de la antigua iglesia el retablo del altar mayor. El presbiterio fue reformado de nuevo en 1796 según la tendencia neoclásica. La guerra de Sucesión (siglo XVIII) trae nuevos desastres y sacrificios pecuniarios a los consejos de las villas. Pero, al mismo tiempo, el siglo XVIII puede considerarse como un periodo de recuperación en todos los sentidos. En 1890 Villarreal y Burriana cultivan las primeras plantaciones de naranjo, que transformaría la economía de los pueblos de la Plana, al extenderse rápidamente dicho cultivo por todas sus tierras. La exportación de cítricos a principio de siglo se realizaba a través del puerto de Castellón de la Plana y de los embarcaderos de Burriana y Moncófar. El embarque se hacía por medio de barcas que transportaban las pesadas cajas de naranjas a los barcos fondeados mar adentro. La Guerra Civil Española de 1936 fue un triste paréntesis para nuestra historia, el pueblo quedó casi en su totalidad derruido, viéndose los vecinos obligados a evacuarse a zonas más seguras. Entre 1941 y 1944 se reconstruye la Iglesia parroquial, la ermita, el matadero y los lavaderos, dentro del programa de Regiones Devastadas. Posteriormente se inaugura la estación del ferrocarril y se construyen dos barriadas de casas nuevas dentro del programa de reconstrucción citado con anterioridad. La posguerra fue un duro periodo de penalidades y privaciones, era la época de las cartillas de racionamiento y del estraperlo. Pero poco a poco con el esfuerzo de todo el pueblo comienza la recuperación económica. Con la llegada de los turistas comienza el auge de nuestra playa. La agricultura rica y variada en hortalizas, cítricos y frutales va dando paso a la industria cerámica.