Es muy modesta en su construcción; presenta techo abovedado e invertido en su interior. El altar de madera es obra del artista local Piquer. Destaca la ventana neogótica y la espadaña realizada en ladrillo con el firme deseo de embellecer su fachada. Esta humilde ermita tiene una larga historia que se remonta a los tiempos donde las marjales cubrían parte de estas tierras. Los vecinos de Llombai se trasladaron a este lugar huyendo al parecer de las enfermedades ocasionadas por los mosquitos.