Más allá de los antecedentes que presentan los increíbles restos arqueológicos de tiempos prehistóricos, ibéricos, romanos y árabes, la villa de Albocácer nace como tal a partir de la carta puebla otorgada por Don Blasco de Alagón, lugarteniente del rey Don Jaime I, en enero de 1239. tras pasar por varias manos, de diversos señoríos, se elevó a villa en 1275-1293. Al año siguiente es el monarca el que entrega éste y otros lugares a la Orden del Temple. A la disolución de ésta pasó a formar parte del patrimonio de la Orden de Montesa hasta el Siglo XIX. Durante el mismo, fue escenario de frecuentes enfrentamientos en el curso de las guerras carlistas.