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Valldemossa, bonita e histórica

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Hoy nos vamos a las Islas Baleares y vamos a hablar de Valldemossa, una pequeña y pintoresca localidad de la isla de Mallorca, a unos 20 kilómetros de Palma y con menos de 2.000 habitantes. Una pequeña villa en la que aún se conservan trazos de su pasado medieval, con sus calles empedradas y su rico patrimonio cultural, ensalzada por el precioso paisaje que lo rodea al estar enclavado en un valle de la Sierra de Tramuntana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2011 en la categoría de Paisaje Natural.

©Iñaki Pérez de Albéniz

Ya desde la distancia se pueden apreciar las entrañables casitas de piedra de Valldemossa y la imponente figura de la Real Cartuja, un conjunto verdaderamnete monumental que destaca entre el verde de la naturaleza del valle, poblado por olivos, almendros y gran variedad de árboles frutales. Además de la Cartuja, el pueblo cuenta con otros edificios destacables como por ejemplo la iglesia de San Bartolomeu o el Palacio del Rey Sancho. La ubicación del pueblo es clave para disfrutar de las frescas temperaturas del valle y un clima agradable todo el año, ideal además para disfrutar de las múltiples rutas senderistas que hay en las proximidades de la villa.

©Walkerssk

Valldemossa alberga mucha historia. De hecho, los origenes del municipio se remontan aproximadamente al siglo X y se piensa que el propio nombre de la villa deriba de "la alquería del valle de Mussa", propiedad de un señor árabe, sobre cuyos restos Jaime II mandó edificar un palacio para su hijo Sancho. Hoy en día el Palacio del Rey Sancho es una atracción turística de Valldemossa y puede ser visitado en la calle de Jovellanos y la plaza de Rubén Darío. Notarás que son muchas las referencias a personajes ilustres y artistas en las calles y plazas de Valldemossa y es que de hecho, ese es uno de sus mayores reclamos turísticos: la gran cantidad de figuras ilustres que han residido en el pueblo.

 

©Antonio Acuña

Desde el mismísimo Ramon Llull (importantísima figura para la lengua catalana) que fundó el Monasterio de Miramar, incluyendo a Gaspar Melchor Jovellanos, Rubén Darío, Miguel de Unamuno, Azorín y hasta el cineasta Michael Douglas. En particular, destaca la presencia del compositor Frédéric Chopin y su compañera, la escritora francesa George Sand que pasaron un invierno en el pueblo. Los amantes estuvieron alojados en la celda número 4 de la Real Cartuja y disfrutaron del pueblo y de su entorno, incluso inspirándose Chopin para escribir algunas de sus obras.

©Fred Lange

Una parada obligatoria al pasar por Valldemosa es la Cartuja Real, en la Plaza de la Cartuja. En el monumental conjunto hay un claustro, la antigua farmacia de los cartujos, el jardín y las habitaciones de la Celda Proral además de una colección del músico Chopin y George Sand. Dentro de esta cartuja, en la celda número 4 encontramos el museo Frédéric Chopin, donde se expone el piano que el musico trajo de París. Tras acabar de vistar la cartuja, se puede pasear por los jardines Rey Juan Carlos, un rincón muy coqueto donde disfrutar de la imagen del Campanario de la Cartuja y observar los numerosos bustos de los personajes ilustres que han pasado por Valldemossa que hay repartidos por el jardín.

©Nicole Pankalla

Desde la calle de Jovellanos y cruzando una bonita puerta de piedra se accede al mirador, desde el cual puede apreciarse una espectacular vista de todo el pueblo. El lugar tiene también dos pequeños restaurantes con terraza donde disfrutar comiendo o tomando algo frente a las bonitas vistas. Otro lugar relevante de Valldemossa es la plaza de Santa Catalina Thomas o Plaza de la Iglesia. Aquí se encuentra la casa natal de Santa Catalina Thomas, muy querida por los habitantes del pueblo ya que es el lugar de nacimiento de la úncia santa de la isla. De hecho, es común que al pasear por las calles de Valldemossa puedas observar unas baldosas pintadas con escenas de la vida de Santa Catalina Thomas encima de las puertas de las casas, como el ejemplo que podemos ver abajo.

©terrible_volk

Si estás en Valldemossa no dejes de probar su famosas coca de patata acompañada de un chocolate caliente, al fin y al cabo la mejor forma de conocer un lugar es a través de su comida. También podéis seguir la carretera que lleva hacia el pequeño puerto de Valldemossa donde podréis comer una típica paella a la vez que disfrutáis de las fantásticas vistas al mar, sobretodo si llegáis al atardecer y podéis ver como el sol se esconde bajo el horizonte. Así concluye nuestro recorrido por la villa de Valldemossa, una pequeña perla del mediterráneo y una parada obligatoria si alguna vez estáis en Palma.

©Jörg Schubert

Por Alexandra Preda, a 26-11-2020

Fuente de información:

eldiscretoencantodeviajar.com   visitvalldemossa.com