La Alcazaba de Reina está situada a unos 825 metros de altura. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico el 4 de junio de 1931.
La primera ocupación, según hallazgo, se remonta a la edad de bronce entre el primer y segundo milenio antes de Cristo.
En el siglo II a.C. se construye una fortaleza en el cerro, EL OPPIDUM, que ofrece grandes posibilidades de defensa. A finales de dicho siglo se abandona el cerro y se trasladan al llano de Regina.
La actual villa de Reina tuvo su origen en la antigua ciudad romana de Regina Turdulorum, en el cruce de dos calzadas que unían Mérida con Córdoba. Fue una población populosa de casi 4000 habitantes. Reina fue cabeza de una poderosa enconmienda con una extensión de 2500 km. cuadrados.
La vuelta al cerro se produjo en la segunda mitad del siglo XII, construyendo una fortaleza aprovechando restos de la construcción romana, de ahí la torre de los sillares.
Fernando III cedió la ciudad y su alcazaba a la Orden de Santiago, la cuál reforma y adapta la fortaleza a sus necesidades y construyó nuevas dependencias. De ahí la ermita de Ntra. Sra. de las Nieves, aunque se observan restos de época visigoda.
La alcazaba fue construida por 14 torres albarranas entre las que se destaca la del homenaje, unidas mediante lienzos de fabricación árabe. Estas ejercían de función defensiva del recinto interior y de su iglesia. Fue construida con adobe y hormigón de barro y cal, y sillares de la antigua ciudad romana.
Se piensa que en los siglos XVII y XVIII se produjo el abandono de la alcazaba, lo que conllevó el deterioro de la fortificación y construyéndose lo que hoy es el pueblo de Reina.