La Iglesia de San Joaquín ha pasado por diversas reestructuraciones desde su creación. Fue inaugurada en el año 1861 en honor a San Joaquín, patrón de Garrucha, aunque en ese momento no se encontraba concluida, por lo que no fue hasta 1867 cuando se terminaron las obras en el recinto. En 1868 se procedió finalmente a la construcción de la torre de la iglesia.
A partir del año 1900 se le dieron los cambios que marcarían aún más su autenticidad. En primer lugar, el párroco Juan Bautista Sánchez Moreno consigue dotar a San Joaquín de un retablo gótico-mudéjar como ninguno, obra que fue tallada por el albojense Alfredo Fábrega. La última reestructuración que sufrió la Iglesia de San Joaquín ocurrió en los años setenta, donde se modificó la fachada y se eliminó un viejo reloj de la torre. Frente a la iglesia, en la plaza, se puede apreciar la imagen de la Inmaculada.
Fue construida en el emplazamiento de una antigua Capilla, dedicada a Nuestra Señora del Mar, que estaba situada en lo alto del pueblo. El interior del templo es sencillo y austero, formado por una nave principal y dos laterales en los que podemos encontrar las imágenes más veneradas de Garrucha.