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El desafortunado destino de los amantes

Articulo prepara tu escapada portada

Acércate zagal, acércate y calienta tus manos junto a la hoguera. No se paga peaje por robar el calor de las llamas, más si quieres deleitar los cansados oídos de este viejo maltrecho, no le haré ascos a una historia o dos y si me convencen, tal vez comparta contigo un buen cuenco de mi guiso.

Pero ve soltando tu lengua con este pellejo de vino, que vive Dios, es de carrerilla mejor que la más fresca de las aguas que brotaron de manantial o cascada alguna. Tengo también para ofrecerte una buena historia, además de pan y queso tierno, pero solo te la entregaré como prenda de buena fe y esperando que tus relatos me entretengan y conforten.

Salto de la Novia, Navajas

En la dichosa población de Navajas, situada en el camino natural entre Aragón y la tierra Valenciana, orgullo de la comarca del Alto Palancia y niña bonita de la provincia de Castellón, existe un espectacular chorro de agua. La Cascada del Brazal vierte sus aguas en el paraje del Salto de la Novia desde una altura de sesenta metros. El agua se abalanza sobre las rocas mientras tararea una canción triste y melancólica.

Sí, mi joven amigo, dale un buen tiento al vino y agarra con fuerza tu pañuelo porque esta es una historia de luces y sombras, triste como el llanto de una madre y aquellos que la escuchan sienten estrecharse su corazón sin remedio.

Cuentan las gentes de Navajas, que antaño la tradición predisponía a las jóvenes parejas de enamorados a bajar al río. La novia debía poner sus deseos en el platillo de una balanza y en la otra su habilidad, pues mientras el joven esperaba compungido en una de las orillas, su futura mujer debía arremangarse los bajos de la falda y saltar sobre las aguas al encuentro de este.

Si la empresa resultaba exitosa, el amor había triunfado y la joven pareja, apoyada por familiares, amigos, allegados y cotillas, contaba con el beneplácito de los hados y gozaba de una fuerte salud matrimonial. Más si la novia perdía pie y fallaba en su periplo, el noviazgo se rompía de inmediato, pues se creía que el matrimonio no sería fértil ni dichoso.

En este singular marco les tocó cierto día en suerte cumplir con la tradición a dos jóvenes amantes cuya devoción del uno por la otra y de la otra por el uno rayaba lo místico. Sus cercanos contaban que el amor entre ambos no se forjó con una primera mirada, como en las novelillas rosadas y de poca monta, sino que fue ardiendo a medida que sus corazones y almas se iban acercando, hasta que ambos ardieron con él.

Temblaban ambos, se miraban desde las orillas opuestas con la preocupación atorando sus gargantas y el miedo rasgando sus voces. No había necesidad real de comprobar la solidez de su amor, ninguna prueba iba a certificar lo que ya atestiguaban sus ojos, pero aun así ella saltó.

Las aguas bravas y crecidas de la temporada habían cubierto las rocas de verdín, sus nervios la traicionaron saltando más tarde de lo adecuado y el sol la cegaba impidiendo que calculara la caída con precisión. Ningún motivo o desencadenante servirá para atenuar el dolor de lo que aconteció.
 
Salto de la Novia, Navajas

La joven se hundió en las aguas, mareadas y bravas, como demonios buscando almas puras en cosecha oscura y como malvados ejecutores, la arrastraron en irrevocable procesión a un remolino que parecía el mismísimo portal de Hades. Su amante, despojado de todo instinto de autoconservación, se arrojó a la corriente en aras de conseguir una gesta ya perdida, pues por mucho que lucharon y se revolvieron, no fueron capaces de conducirse a la orilla y agotados pero fundidos en un último abrazo, el remolino los engulló.

Créeme cuando te digo que escuché la historia de uno de los que allí estaban el día que sucedió. Créeme también si te digo que en los ojos de aquel hombre, enturbiados por el vino, nadaba la misma tristeza que ahora veo en los tuyos. Créeme por tercera vez cuando te digo que aquella noche no pude conciliar el sueño, pues durmiendo en aquel paraje, impresionante a la vista, no pude dejar de escuchar en el arrullo de las aguas, el abrazo de aquellos amantes…

Salto de la Novia, Navajas

“Nos apetecía, al equipo de Prepara tu finde, contarte esta historia desde nuestro punto de vista. Siempre nos ha gustado mucho esta leyenda y su entorno. Si quieres saber más sobre Navajas, visita aquí su sección y si quieres ver las increíbles fotografías del Salto de la Novia, pincha aquí”.

 

Por Txema Tirado, a 16-6-2016