Podríamos hablar de la ciudad de Santander durante varios artículos y aun nos dejaríamos algunas cosas para ver en el tintero, pero si visitáis Santander no podéis dejar de visitar un pequeño paraíso escondido entre sus costas, nos referimos a la Península de la Magdalena, un pequeño vergel escondido en la costa de Santander
Ante la pregunta ¿Qué puedo ver en Santander? Mi opinión personal es: primero la península de la Magdalena y después ya callejear por la ciudad.
Para verla correctamente necesitareis toda una mañana o toda una tarde, pero si os gusta la naturaleza, el mar, los acantilados de las costas, los animales marinos, los barcos antiguos o simplemente habéis disfrutado con la serie española “Gran Hotel” (se grabó en el palacio de la magdalena) no podéis dejar escapar la oportunidad de visitar esta península.
Para llegar a ella podemos ir en coche hasta la playa que hay a la entrada de la península, ahí lo aparcamos (si tenemos suerte de forma gratuita) si no en algún parking o zona azul. Y andamos unos metros hasta la entrada de la zona.
Tenemos la opción de subirnos a un tren turístico pequeñito que realiza el recorrido circular por la isla parando en todos los lugares de interés o podemos recorrerla andando (no es muy pesado y hay que ir parando a hacer fotos de lugares preciosos).
Os dejo un mapa más detallado par que veáis el recorrido a realizar, yo recomiendo empezar por la derecha y terminar por la izquierda…
Una vez dentro (si tomáis el itinerario que sale a mano derecha desde la entrada) veréis una gran campa de césped verde que termina en una playa de fina arena y desde la que podréis observar la isla de la torre, en la actualidad acoge la escuela de vela Isla de la Torre, pero tiempos atrás se utilizó como enclave en el que mantener en cuarentena a los barcos que arribaban con tripulantes aquejados de enfermedades infecciosas. En días de marea baja se puede llegar a ella recorriendo a pie casi la mitad del trayecto.
Tras subir una cuesta rumbo al palacio de la Magdalena, encontrareis pequeñas edificaciones como el Mareógrafo una pequeña construcción cuadrada realizada en piedra que servía para recoger todo tipo de datos marítimos, y al llamado ‘Embarcadero del Rey’, muy utilizado por la Familia Real en sus habituales excursiones marítimas y frecuentado ahora por pescadores y jóvenes bañistas, que aprovechan la altura para tirarse al agua. O también el faro de la Cerda construido sobre pronunciados acantilados. En este mismo lugar hubo un castillo de igual nombre, fundado en el siglo XVII para proteger Santander de sus enemigos. En la actualidad, técnicamente es una baliza y sus instalaciones están destinadas al ‘Aula del Mar’, un proyecto docente de la Universidad de Cantabria, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la Autoridad Portuaria.
Desde ahí y tras admirar varios acantilados de mediana altura podréis tomar fuerzas para realizar el ascenso al palacio de la magdalena (el que comentamos anteriormente que sale en la serie española Gran Hotel). Situado en el punto más alto de la península de La Magdalena, rodeado de bosques y acantilados, construido por suscripción popular como sede de verano de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Un acontecimiento que cambió la historia de la ciudad, convirtiendo a la capital cántabra en corte veraniega y en destino turístico de buena parte de la aristocracia y la burguesía del país y como consecuencia, en motor económico y social de Santander.
A lo largo de un siglo fue testigo fiel de la historia reciente de la ciudad y del país. En 1933, se convirtió en la Universidad Internacional de Verano de Santander, un proyecto educativo brillante, germen de la actual Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) que hoy en día, tiene en este edificio su sede más reconocida donde, cada año, desarrolla sus prestigiosos cursos de verano.
Una vez hayamos realizado la visita del palacio de la Magdalena parecerá que ya hayamos realizado todo lo que podemos hacer en esta península, pero nada más lejos de la realidad, recorriendo frondosos bosques con pequeñas y curiosas esculturas.
Llegaremos a la zona “más cultural” por así decirlo, una zona donde podemos ver antiguos barcos junto con algún pequeño monumento y para finalizar tenemos el zoo al aire libre de animales marinos, donde sin pagar entrada podemos observar algunos pingüinos y focas.
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Por Hector Segarra, a 19-7-2017