Por todos es sabido que el color depende del cristal con que se mire. En esta ocasión especial quiero mostraros el cristal con que miro yo esta maravillosa porción de tierra donde tengo la suerte de pasar mis días.
Verde y húmeda tierra que se besa con el mar en el margen mismo donde cambia de nombre el río, con el suave susurro marino de mecer los pequeños cantos coloreados. Cantos que llaman la atención de cuanto visitante avizor ha pisado sus orillas. Restos de su fauna submarina se cuelan al sol entreteniendo a niños y grandes para su colección.
En los humedales que se conservan se puede ver y oír multitud de avifauna a la que se puede llegar a través de la Senda del Mijares, un paseo habilitado para caminantes, ciclistas y algún que otro jinete que discurre en el límite del que yo llamo el antiguo lecho fluvial. Es un paseo totalmente rehabilitado para la familia, numerosos grupos de ciclistas de todas las edades lo aprovechan cada fin de semana. Tiene varias figuras de protección nacionales y municipales. Considerado espacio protegido de caza, fue emocionante sentir que para esta ocasión, debía cazar buenas fotografías de la flora y fauna para mostraros parte de todo lo que allí se puede encontrar. La liebre a la que sorprendimos corrió más rápido de lo que yo pude reaccionar y el halcón lagunero que alguna mañana avisté, en esta ocasión permaneció escondido y los erizos que pueblan la zona permanecieron en sus madrigueras ante tan calurosa mañana.
Si tenéis la suerte de que el abuelo/a del amigo de un amigo tenga una casita por la zona, no desaprovechéis la oportunidad de despertaros una mañana en la playa de Almassora, quizás así la podréis percibir como yo, una tierra de olores, de azahar, de romero, de tomillo, o del hinojo, que inundan el ambiente, junto al rico aroma a barbacoa de los domingos. Cuando mis peludas, que siempre me acompañan en estos casos, mueven las hierbas, todo se inunda de estos naturales aromas.
Consejo: tened cuidado con vuestros canes si los lleváis sueltos, es una zona muy excitante para ellos pero en un descuido, ya sea por un aroma o por un ruido, lo que era una buena experiencia puede no serlo. He visto muchos dueños buscando perros perdidos por la zona y muchos perros buscando dueños…
Os contaría mil cosas más de este lugar, el zumbar de la legión de abejas cuando florecen los naranjos, las competiciones de pesca que se organizan en la playa, los nuevos parques para niños que se han construido por todo el litoral, la tirolina para “niños grandes”, una playa para perros que en breve se hará realidad, los observatorios de aves, y un largo... largo etc., gustaría que pudierais ver con mis ojos, compartiendo el cristal con el que miro esta maravilla natural. Se que no es posible... pero espero con este artículo, haberos creado curiosidad y ganas de explorar. ¡Seguid el camino!
Por Cecilia Banega, a 18-4-2016