Cada vez que viene a visitarme algún amigo de fuera de la provincia de Castellón es visita obligada las Grutas de San José. Aprovechando que hace dos sábados me visitaron mis amigos Marco, Eva y su hijo de 4 años, Pablo (toledanos) les propuse visitar los lagos subterráneos de la Vall d’Uixò. La idea les entusiasmó, así que para allí nos fuimos a media mañana del sábado.
Ya no se ni las veces que he visitado las cuevas, y aun así en cada paseo en barca por los lagos subterráneos se descubren cosas nuevas, detalles que me pasaron desapercibidos en visitas anteriores. Pero lo mejor es ver la cara de los amigos a los que acompaño porque para ellos es algo novedoso. Sus caras lo dicen todo y demuestran fascinación, asombro, sorpresa y algo de nerviosismo cuando la barca emprende el camino hacia el interior de los lagos subterráneos.
Antes de empezar a describir como nos fue el día quiero recomendar la visita a su página web para mirar precios, descuentos, así como comprar la entrada de forma anticipada. Las Cuevas de San José son un espacio natural que levanta mucha expectación y es recomendable, para aprovechar al máximo el tiempo, comprar las entradas online.
A las 11:30 h. Llegábamos al parking gratuito que se encuentra justo en la entrada del paraje de la Grutas de San Jose. Nuestro primer plan fue retirar los tickets para la visita de las cuevas en la taquilla y dirigirnos hacía la ermita de la Sagrada Familia, donde disfrutamos, sobre todo Pablo, de la visita del conjunto arqueológico compuesto por un pequeño recinto amurallado protegido por torres. Es un buen ejemplo de urbanismo ibérico ya que se conserva una buena parte de su acrópolis con sus calles, escaleras y otros restos interesantísimos. De hecho, el poblado íbero de San José es Bien de Interés Cultural.
Finalizada la visita volvimos hacia la entrada del paraje de las Grutas de San José y nos dimos una vuelta para ver diferentes comercios que hay. En el paseo compramos algunos detalles para que mis amigos recordasen la visita a las Grutas. Por otro lado, también teníamos que decidirnos donde íbamos a comer. ¿Quién decidió? Pablo, el pequeño de la casa. Una vez dijo aquí nos quedamos, ahí nos sentamos a comer.
Pablo no nos dio mucha tregua ya que sólo acabarse lo que se había pedido para comer ya estaba pidiendo que le dejasen ir a jugar a la amplia zona de juegos infantiles que hay en el paraje. Tuvimos que acabar rápido para acompañarlo y estar un poco vigilantes del niño y de la hora de entrada, ya que apenas faltaba media hora para visitar las Grutas.
Viendo como disfrutaba Pablo jugando con otros niños se nos pasó el tiempo muy rápidamente. Llegó la hora de dirigirnos a la entrada de la Gruta para empezar la visita al río subterráneo más largo de Europa.
Una vez dentro Marco, Eva y Pedro iban inspeccionando con una mirada curiosa la cueva donde nos esperaban las barcas en las que navegaríamos. Los barqueros nos fueron ayudando e indicando donde teníamos que acomodarnos, y una vez estaba todo preparado empezamos el camino hacia la denominada Sala de los Murciélagos. En esta sala destaca una bóveda, con sus innumerables formas esculpidas por el agua a lo largo de millones de años.
Siguiendo el recorrido pasamos por el Paseo de los enamorados, un sifón que nos condujo a una de las otras grandes salas, el Lago Diana que según explicaba el barquero tiene 5 metros de profundidad. De esta sala pasamos a la galería de los sifones de 60 metros de longitud, es el túnel más largo del recorrido y en ella habitan unos diminutos crustáceos pertenecientes únicamente a este tipo de espacios naturales.
Llegados a este punto, bajamos todos de la barca y nos dirigimos a visitar la denominada zona seca de las Grutas de San José. Zona que se caracteriza por las formaciones rocosas peculiares y llamativas. Al finalizar la zona seca, se llega a la última sala, La Catedral, donde volvimos a subir a la barca para emprender el camino de vuelta. La característica de esta sala es la altura de su bóveda, de 12 metros.
Ya de vuelta sólo quedaba pegar una nueva mirada fugaz a todo lo ya recorrido, fijarte en algún detalle que ha comentado el barquero y que se haya pasado anteriormente. Y como todo final, volvimos a llegar al embarcadero y con ellos acabó nuestra visita a las Rutas de San José.
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Por Joan Morales, a 19-10-2016